martes, 10 de abril de 2018

Deirdre McCloskey sobre las causas del progreso: las instituciones, el capital y sobre todo, la libertad que deriva en innovación

Diego Sánchez de la Cruz recoge algunas interesantes reflexiones y citas de la conferencia de Deirdre McCloskey en España, acerca del porqué de la riqueza y la prosperidad. 
Y la base de todo (junto a otros elementos esenciales y muy relacionados) es la libertad.
Y es que efectivamente, los tres pilares del desarrollo descansan sobre la libertad. La libertad de acción, la propiedad privada, esto es capacidad para obtener y retener el fruto de tu trabajo, de comerciar, de intercambiar con terceros sin intrusiones de terceros en beneficio mutuo...esto supone e incrementa el incentivo a la innovación, a la mejora, al cambio para mejorar las vidas, para obtener soluciones mejores a las necesidades, para obtener beneficio propio y para terceros...

Esta base esencial (la libertad que deviene en innovación) lleva a la acumulación de capital, otro elemento básico, pues esta acumulación permite la financiación, el incremento de la innovación, la realización de grandes proyectos (que requieren alta inversión), la mejora con ello de la productividad por la mejora de medios y tecnología fruto de la inversión y de la mejora por los proyectos...la prosperidad. 

Y la tercera pata esencial son las instituciones. Instituciones adecuadas y que defiendan precisamente estos pilares (la libertad, la propiedad privada, el capital, el comercio y los contratos entre partes...). Estas instituciones fijadas y su garantía y seguridad jurídica permiten un marco idóneo para el desarrollo de proyectos, la innovación, la mejora constante, el incentivo humano para el progreso...

Artículo de Libre Mercado: 

Deirdre McCloskey: “El progreso no se explica por el capital ni las instituciones, sino por la innovación”
Deirdre McCloskey | Instituto Juan de Mariana
Con su trilogía de libros sobre los valores, la dignidad y la igualdad que ha traído el desarrollo de la burguesía, Deirdre McCloskey se ha convertido en una de las figuras más influyentes del pensamiento liberal. Esta Semana Santa, el Instituto Juan de Mariana aprovechó su paso por España para improvisar una conferencia que colgó el cartel de "no hay billetes" a pesar de celebrarse en Viernes Santo. Libre Mercado no se perdió la cita, con ánimo de destacar lo más interesante de su conferencia.
"No creo que nos hayamos enriquecido gracias al gobierno, sino todo lo contrario. El Estado no solo no es garantía de progreso, sino que a menudo es un obstáculo para el desarrollo de las personas. Sin embargo, cuando estudié economía en Harvard, hace ya muchas décadas, lo que nos contaban en las universidades era que no había bienestar sin intervención estatal. Ese pensamiento lo comparten hoy nuestros amigos de la izquierda y la derecha, que parten de ideas distintas pero insisten en la idea del Estado como guía de la economía", señaló la estadounidense.
"El primer libro que he escrito sobre la burguesía es una apología del sistema de mercado. Abordé el reto desde el punto de vista ético, pues buena parte de las críticas que recibe el capitalismo apuntan contra la supuesta falta de ética del esquema capitalista. No me costó esfuerzo seguir esa línea argumental, puesto que soy cristiana y creo que es importante abordar estos temas con una dimensión que no solo puede ser económica, sino que también debe ser ética y moral. Si ser ricos nos dejase sin alma, si el progreso acabase con nuestra integridad, si el desarrollo fuese sinónimo de corrupción moral… entonces probablemente me alejaría del liberalismo. Sin embargo, considero que el mercado no es, en absoluto, incompatible con la ética. Por eso he querido explorar una dimensión argumental que, a menudo, se deja en segundo plano", apuntó McCloskey.
En opinión de la conferenciante, "Adam Smith ha hecho la gran pregunta de la economía. ¿Qué es lo que nos ha traído la riqueza de las naciones? Soy economista de la Escuela de Chicago. Me gustan los números, las curvas de oferta y demanda… Tengo simpatía por la Escuela Austriaca, me he acercado a ella en distintos puntos. Pero, en mi opinión, si queremos responder a la pregunta de Adam Smith, tenemos que estudiar todo tipo de teorías y pensar sobre las causas del progreso. ¿Son los ahorros la base de la riqueza, como afirma la derecha? ¿Se explica por el esfuerzo de los trabajadores, como dice la izquierda? ¿Se trata, entonces, de las instituciones, una tesis muy recurrente en las últimas décadas? No, la clave es otra, son las ideas que surgen en un contexto de libertad".
Recordando el Gran Enriquecimiento ocurrido desde la Revolución Industrial, la autora recalcó que, "en dos siglos, la riqueza de un ciudadano medio se ha multiplicado por treinta. ¡Por treinta! Es un salto espectacular, un avance histórico en términos de desarrollo socioeconómico. Lo vemos en España, que ha cambiado de forma increíble, pero también en toda Europa, en Estados Unidos y, poco a poco, en el resto del mundo. ¿Explica el capitalismo ese salto adelante? En absoluto: el retorno del capital depende de la innovación. Aunque tengamos más capital, necesitamos también la innovación, la aparición de nuevas ideas en las que invertir ese capital".
Por tanto, "hablar de "capitalismo" es un error. El capital no es la fuerza que pone a funcionar el sistema de la economía de mercado. El capital es vital, eso por supuesto, pero antes vienen las ideas. Una vez tenemos las ideas, necesitamos el capital que nos permite desarrollar esas ideas. Y las ideas, hoy celebradas por muchos, no fueron siempre algo aplaudido y reconocido. En el siglo XV, por ejemplo, "innovación" era un término negativo, asociado con desorden o meras ocurrencias".

El ideal de igualdad

"En 1492, era lógico pensar que la potencia económica del futuro sería China. Europa estaba atenazada por los aranceles, marcada por la cerrazón económica, asolada por la violencia política incesante… Por el contrario, China tenía un mayor desarrollo tecnológico, unas instituciones mejores, un grado más alto de apertura al comercio… Algo cambia a partir del siglo XVI. Portugal, España… inician un camino de descubrimientos que empieza a alterar el orden de las cosas. En última instancia, el liberalismo ha cambiado la historia gracias a su ideal de igualdad entre las personas. No a las regulaciones, no al proteccionismo, no a las barreras. Sí a la oportunidad. Sí a la posibilidad de inventar, de crear, de construir algo nuevo. Quizá el país en el que más rápido se da ese cambio es Inglaterra. La Revolución Industrial va de la mano de un espectacular salto en materia de innovación productiva", destacó McCloskey.
"Las jerarquías sociales han cambiado de forma dramática. Antes no había ascensor social. El lechero era el lechero. El carpintero era el carpintero. Y la aristocracia, por supuesto, estaba arriba y tenía garantizada su posición. Pero, siglos después, la posición social de nuestra familia no tiene, ni por asomo, la importancia de antaño. El esfuerzo y el trabajo permiten mejorar nuestra situación y, si somos capaces de innovar, podemos progresar de manera muy notable", insistió la economista.
"Es importante que una sociedad respete a los emprendedores. Hace siglos, un noble español que osaba comerciar podía perder sus privilegios. Hoy en día, cualquier noble español que quiera vivir mejor deberá comerciar. Socialmente, la apreciación del emprendimiento ha cambiado. Hoy se reconoce la dignidad de quien impulsa un proyecto empresarial y busca crear riqueza. El liberalismo ha sido la clave, es lo que ha liberado a las personas. Cada vez que hemos confiado en las personas, cada vez que hemos celebrado o al menos permitido la innovación, los resultados han sido espectaculares. Ser libres nos hace ricos. La economía ha intentado encontrar pequeñas fórmulas mágicas capaces de explicar el progreso. Ahorro, trabajo, instituciones… Todo eso es parte de lo que nos hace ricos, pero solo funciona si hay algo más grande detrás, si existe un marco para el desarrollo. Y ese paradigma es el de la libertad", concluyó.

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